Él mismo reconoce que comparado con otros colegas, “es un bebé de pecho”: tiene aproximadamente 120 piezas para intercambiar, y otras 60 que están “con candado”. Él menciona que el valor que tiene una camiseta exclusiva, por ejemplo, de Fernando Morena o Luis Suárez, adquiere un valor mucho más elevado por la “historicidad” que posee, algo que el mercado “no entiende ni puede calcular”. Esta manera oculta de hacerlo ocurre porque en varios casos, ni siquiera el jugador -verdadero propietario de la pieza- sabe que su camiseta está circulando en el mercado. Profundizando en esta misma línea y apoyado en una visión macrosocial, Grasso explica que el sistema capitalista genera en las camisetas un precio “oportunista” para lucrar y acumular capital. El artífice de esta colosal obra forjada tras años de trabajo e insistente acumulación de prendas de fútbol es Carlos Catalán, un hombre de 34 años con una gran pasión: coleccionar camisetas de sus grandes ídolos. Entonces, cuando aparece una en el mercado, comienza una disputa muchas veces impulsada por ellos mismos, porque para obtenerla, están dispuestos a ofrecer grandes sumas de dinero.
Entonces, prefiero coleccionar lo que sé que guardo en una valija y lo voy a sacar de la misma manera. Entonces, a pesar de que Marcelo Ordas no lo sabía, con esa donación del “Pájaro” pondría en marcha la creación de la colección de camisetas de fútbol más grande del mundo. Camisetas Nezuko Kamado, Demon Slayer, Anime Colección. Camiseta Super Campeones, Anime Colección. Debido a la repercusión que había tenido su historia de vida y el protagonismo de Argentina en la historia de los mundiales, Ordás estuvo muy cerca de obtener el permiso para colocar la colección de camisetas de fútbol más grande del mundo en el predio de la AFA. Tiene cerca de 3.000 camisetas y expone que la razón que lo llevó a comenzar en esta práctica, fue cuando “se dio cuenta que había un negocio y podía vivir de eso”. “No existía la compra y venta en las camisetas de fútbol como un modo de vida”, recalcó.
Defiéndete del frío con nuestras chaquetas y abrigos del Chelsea, que incluyen modelos como los que lleva el cuerpo técnico en el banquillo de Stamford Bridge. Sin embargo, él la mejor que tiene es la de un emblemático jugador de Peñarol de la década del 2000, una oferta que “no podía rechazar” y que implicó colocar sobre la mesa de negociación “dinero y camisetas”. Incluso recuerda que en un comienzo, los que habitualmente se reunían y se dedicaban por completo “no llegaban a 10 personas”. Un caso concreto es la camiseta que utilizó un histórico jugador de Peñarol en la final de la Copa Libertadores de 2011. Según supo 970 Noticias, hoy está en manos de un coleccionista, y ni el propio jugador sabe que ya no la tiene; es la casaca del segundo tiempo de un jugador que estuvo vinculado a la institución hasta hace relativamente poco tiempo. Para su colección personal solo acepta del año 1990 hacia atrás porque según expone, la calidad de las camisetas más recientes “ha descendido”, lo que las hace mucho “más difíciles de conservar”. Según contó a 970 Noticias una fuente vinculada a la colección de remeras, “muchas veces no importa de donde vienen, sino tenerla”.
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